Postre fácil de pera y chocolate en vasito

Confieso que soy una maniática de la organización. "Psico-rígida", como dicen ahora. Encima de la mesa de mi despacho no hay un papel que no esté en su correspondiente carpetita o con post-it adecuado o las dos cosas a la vez. En mi armario, la ropa está ordenada por colores. Mis libros están ordenados por autores/épocas/idiomas, y como mi sistema no me parece perfecto de vez en cuando los saco todos y vuelvo a empezar, porque no desisto de encontrar el método de organización ideal. Cuando viajo, planifico hasta el menor detalle. El año pasado fuimos a Roma, y saqué por Internet las entradas del Vaticano, del Coliseo, de la ópera, y hasta reservé mesa en un restaurante con buena pinta cerca del teatro para que no empezáramos a dar vueltas y acabáramos en un sitio cualquiera comiendo mal. Fue, por cierto, la mejor cena de todo el viaje!! Mi antigua compañera de despacho, Paula, se reía de mí y me llamaba Monica Geller (los que han visto la serie Friends lo entenderán!). Pues sí, la verdad. Cuando entro en un despacho que tiene papeles desordenados por todas partes, carpetas por el suelo, bolis fuera del cubilete y restos de mandarina en un rincón de la mesa tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no lanzarme a ordenarlo todo!!!



Sin embargo, aunque mucha gente no lo sepa ni lo sospeche, tengo mi lado caótico. Más que caótico, anárquico. Como me recordaba Gloria, mi súper peluquera, incluso Monica Geller tenía un armario secreto que era un absoluto desastre!!! El "armario secreto" de Gloria es su coche, el mío... son los horarios. Soy un ser sociable, qué remedio, y sigo los horarios que me impone la sociedad, pero reconozco que me encanta saltármelos. Engancharme a un libro y estar leyendo hasta horas imposibles a sabiendas de que al día siguiente estaré desorganizada. Estar liada en la cocina con mis recetas y mis probatinas y pensar, no voy a interrumpir para comer, ya comeré luego, aunque "luego" sean las 5. Ponerme a limpiar la cocina a las 11 de la noche, porque por las mañanas no soy persona, pero por las noches me comería el mundo! En fin, pequeños actos de rebeldía que sólo me permito los fines de semana, porque entre semana soy una persona seria y responsable. Bueno, responsable. Seria no!! Ya sé que todo ésto se me acabará el día que tenga hijos, pero de momento... ancha es Castilla.

Cuando empecé el blog, me di cuenta de que muchos blogueros tienen días fijos de publicación. Y pensé, uf, no, yo no me quiero imponer tiempos, iré publicando sobre la marcha lo que me apetezca, en plan anárquico total! Pero ha ocurrido algo. No sé si es una buena o mala noticia, pero Monica Geller ha vuelto a aflorar en mí, no lo he podido evitar....!!! El otro día tuve una experiencia extracorpórea y de repente vi mi mesa baja del salón llena de carpetas de diferentes colores ordenando las recetas pendientes de publicar, pendientes de escribir, pendientes de hacer, una lista donde las clasificaba por tipo/dificultad, y un calendario del mes de marzo para organizar todo aquello. Y me dije a mí misma: María, asúmelo. Esto no va a ser un blog cáotico, ¡va a ser el blog de Monica Geller!

Así que he decidido que, en la medida de lo posible, publicaré los martes y los viernes. El martes será el día de las recetas elaboradas, que necesiten cierto material y ciertas habilidades técnicas, y el viernes será el día de las recetas "pispás": fáciles de hacer y para todos los públicos. Tengo una duda a este respecto y solicito vuestra colaboración: ¿en qué categoría pondríais los cupcakes? Me parecen muy fáciles de hacer, pero necesitan molde, cápsulas, manga pastelera... ¿Qué opináis?

Y no me enrrollo más: ¡aquí va la receta "pispás" de hoy!

Consejos:

> Podéis usar peras en almíbar y nata ya montada, pero ya que el postre es tan fácil, no cuesta nada un pequeño esfuerzo y hacerlo casero!

Ingredientes (para 4 vasitos):

- 2 peras conferencia
- unas galletas (yo usé un sablé breton por vasito)
- 100 g de chocolate para postres
- 10 cl de nata para montar
- 3-4 cucharadas de azúcar
- vainilla en polvo

Elaboración:

Pelar las peras y cortarlas en dados. En un cazo pequeño, poner un fondo de agua, dos o tres cucharadas de azúcar y, si queréis, un poco de vainilla. Cuando el azúcar se haya derretido y tengamos por lo tanto un almíbar, añadir los trozos de pera. Dejar a fuego medio-bajo unos 10 minutos, hasta que estén blanditas. Por supuesto dependerá de la calidad y maduración de las peras. Si ya eran blandas no las dejéis mucho que no tienen que hacerse puré!

Una vez que las peras estén pochadas, se sacan del almíbar y se dejan enfriar en la nevera.

Triturar las galletas y reservar.

Rallar un poco de chocolate que usaremos para decorar, y fundir el resto al baño maría o en el microondas. Reservar.

Montar la nata, añadiéndole un poquito de azúcar.

En el momento de servir, poner en el fondo del vasito unos trozos de pera, cubrir con galletas trituradas, verter chocolate fundido y terminar con un buen copete de nata montada. Decorar con el chocolate rallado.

¡Delicioso!