Éste es mi desayuno habitual: el Bircher muesli suizo. Me lo preparo generalmente los domingos, lo pongo en tuppers y me dura toda la semana. Esto fue un descubrimiento reciente: siempre había creído que se tenía que hacer en el momento, y descubrí que aguanta perfectamente una semana en la nevera. Si le ponéis manzana rallada, es posible que se oxide un poco y oscurezca, pero no cambiará en absoluto el sabor, ni lo sano que es!
El Bircher muesli lo inventó el Dr. Bircher-Benner en los años 1900. Era un forofo de la alimentación basada en alimentos crudos y vegetales (¡un adelantado a su época!). El descubrimiento de las vitaminas alrededor de 1930 dio una base científica a su defensa de los alimentos crudos.
En su receta, la base era la manzana rallada (piel y corazón incluidos), rociada con un poquito de zumo de limón, a la que añadía una cucharada de avena, una de leche condensada y una de frutos secos. El Bircher muesli tuvo un éxito fulgurante y se convirtió en una cena muy popular en Suiza en los años 30.
Después, como sabéis, se ha vuelto popular en el mundo entero. Pero mucho, mucho cuidado con los mueslis deshidratados del comercio! La mayoría tienen toneladas de azúcar añadido, aunque el marketing les de apariencia de alimento sano y natural.
¿Mi consejo? Hacedlo vosotros mismos. Comprad avena, algunas semillas y frutos secos, y experimentad con variaciones... siempre caseras.