29 de agosto de 2014

Pastel de fresas




No sé vosotros, pero yo me hago un lío con la fruta de temporada. Con eso de que venden casi cualquier fruta en casi cualquier momento del año, ya no me aclaro... Yo diría que la temporada de fresas es la primavera, hasta junio más o menos, no? Pero el otro día vi en la frutería de mi barrio unas fresas que tenían una pinta buenísima. Peor aún: el señor me dio una a probar, y estaba súper rica. Y yo pensé, ¿en agosto?

Entre que hoy en día venden la fruta y la verdura de los invernaderos fuera de temporada y que yo soy muy urbana... Pues estoy un poco perdida. Nunca he vivido en el campo ni cerca de él y tengo bastantes lagunas! En mi familia hay una anécdota mítica que no pierden ocasión de recordarme. Vivíamos en una casa (en la ciudad) que tenía un pequeño huerto al que yo ni me acercaba. Me hizo mucha ilusión lo del huerto en un principio, pero luego vi la cantidad de bichos que había por ahí y dije: ¡una y no más! Así que un buen día, mi madre estaba haciendo mermeladas y se dio cuenta que necesitaba más fresas. Me pidió que fuera a por algunas más y yo salí al jardín muy dispuesta. Di vueltas y vueltas y al rato grité desde fuera: "Mamiiiiiiii!!! Dónde está el árbol de las fresas???" Sí. Árbol. Dije árbol. Árbol de las fresas. Bueno, cualquiera tiene un fallo, no? Fue un despiste, un mal momento. Tampoco hay que ponerse así y recordármelo en cualquier ocasión!!

En fin, que las fresas que vi el otro día me recordaron esta receta que no había publicado aún. Es una tarta que no es demasiado complicada, no lleva buttercream (fundamental para mí) y tiene mucho, mucho, pero MUCHO sabor a fresa. A fresa natural, sin aromas artificiales ni nada. Fresas de verdad, de las que crecen en... los árboles.

26 de agosto de 2014

Caracolas de canela - Cinnamon rolls



¡Aquí estoy de vuelta!

Las tres semanas de vacaciones que pensaba ausentarme del blog se han convertido en mes y medio... No voy a ponerme pesada a pedir disculpas y dar explicaciones cada vez que os abandone temporalmente, porque me temo que me va a costar mantener la regularidad, y lo siento. Pero las tres semanas de vacaciones se juntaron con el comienzo de un trabajo nuevo (siempre en Bruselas, siempre en la Comisión), y ha sido una época muy intensa y agotadora. No es que no me quedara energía para cocinar, porque he seguido cocinando, es que no tenía ganas de ponerme frente al ordenador para editar fotos, traducir recetas (todas las que uso son en inglés o francés) y escribir entradas. Aunque no os lo creáis, un blog requiere mucho tiempo. Así que lo dejé hasta recuperar un poco de espacio mental y... ¡aquí estoy! Feliz de haber vuelto.
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