4 de junio de 2014

Crónica del curso con Paco Torreblanca



Con dos grandes: Paco y Jacob Torreblanca

¡Aquí estoy de vuelta! No me puedo creer que haya pasado más de un mes desde mi última entrada... Me habréis echado de menos, no? Por fin estoy aquí para contároslo todo sobre el curso con Paco Torreblanca.

Ya os conté en mi última entrada que me iba de vacaciones a mi queridísima Alicante. Pero no he estado un mes de vacaciones, no! Qué más quisiera. Estuve diez días sólo, pero diez días fantásticos y aprovechadísimos. Haciendo reservas de sol en mi añorada playa y reservas de afectos. Yo, que no quería celebrar mi cumpleaños, terminé celebrándolo durante una semana, como si fuera la Reina Isabel! No sólo disfruté de mi maravillosa familia (incluyo a mis gatos) y de mi círculo de "íntimos", sino que también estuve con gente a la que veo con menos frecuencia, pero por la que tengo un cariño muy especial. Unas vacaciones buenísimas de verdad, que culminaron con el curso con Paco Torreblanca (del que hablo enseguida).

éste es mi paraíso alicantino

Volví a Bruselas y el mismo domingo me puse a cribar entre las mil quinientas fotos que le hice a Paco, con la intención de publicar la entrada sobre el curso enseguida. Pero de repente... mi vida se convirtió en un no parar!!! Que si una entrevista de trabajo, que si la preparación de un examen, que si la visita de mi mejor amigo, que si el maratón de Jazz de Bruselas, si elecciones europeas, que si esto y lo otro... y para rematarlo no se me ocurre otra cosa que apuntarme a unas clases de sevillanas dos tardes por semana a la salida del trabajo en el Parc Royal!

Así que, como comprenderéis, no he tenido el tiempo ni el asiento que necesito para dedicarme al blog con ganas y calidad, que tampoco es cuestión de hacerlo de cualquier manera. Cuando simplemente el día no da más de sí y no se le pueden sacar más horas, pues es mejor esperar a volver a tener algún rato propicio para volver a pastelitear y visitar a mis compañeros blogueros a los que tengo abandonados (¡lo siento!). Ya tengo varias entradas medio preparadas para mantener el ritmo que tenía antes, y en cuanto pueda me pondré al día con todos!

Pero a lo que vamos: el sábado 3 de mayo tuve el grandísimo placer de asistir al curso "Tartas Clásicas" en la International School of Pastry Arts de Paco Torreblanca.

Si no conocéis a Paco Torreblanca, no me lo digáis: me escandalizaré y horrorizaré y os amenazaré de excomunión del mundo pastelero sin billete de vuelta. Paco Torreblanca es lo más. Es el mejor pastelero de España (y de parte del Universo) y el de mayor prestigio, es nuestro Ferrán Adrià de la repostería, es reconocido mundialmente por su enorme talento y sus innovaciones, es el creador de la tarta de bodas de los príncipes de Asturias, es la estrella del programa "Deja Sitio para el Postre" y es mi ídolo.

Creo que ya he contado en alguna entrada de este blog (perdonad si me repito), que cuando me trasladé a España, después de haber vivido 23 años en Suiza, sufrí un shock repostero. Además de no ser golosa, no me resultaba nada atractivo lo que veía en las pastelerías. Por ejemplo, esas milhojas de metro y medio llenas de nata compacta no se parecían en nada a las milhojas pequeñas y delicadas rellenas de crema pastelera que había en Suiza...

Hasta que un día le pedí ayuda a mi amigo Google. Y descubrí que el mejor pastelero de España era de Alicante, y que tenía una pastelería llamada Totel en un pueblo del interior, Elda. El día de mi cumpleaños, allí que nos fuimos mi madre y yo a comprar mi tarta de cumple. Recuerdo que al entrar, casi estuve tentada de besar el suelo porque aquello era el templo del buen gusto, de la exquisitez, de la delicadeza. La señorita empezó a describirnos lo que llevaba cada tarta y yo cada vez abría más los ojos... y la boca! Al final, incapaz de decidirme, elegí varias tartitas individuales en vez de una grande. Ese año, pasé de soplar las velas y de cortar una tarta elegantemente. En su lugar, degusté las tartitas casi con los ojos cerrados, maravillándome con las texturas y deleitándome con los sabores, paladeando casi como el que cata un vino. Entonces decidí que de mayor quería ser Paco Torreblanca.

Como si su talento fuera poco, Paco tuvo el gran detalle de abrir una pastelería en Alicante capital, y así me ahorró los viajes a Elda. Descubrí su panettone, divino. Sus macarons! Y sobre todo, me reconcilió con mi enemigo de toda la vida: el Roscón de Reyes. Nunca me había gustado el roscón, ni el casero, ni el de ningún sitio, hasta que probé el de Paco... Qué delicia. De hecho, el primer año, en cuanto lo dejé encima de la mesa, hasta mi gato Lucas reclamó su parte.

Lucas quiere roscón de Torreblanca

Cuando me enteré que Paco Torreblanca había abierto en Alicante una escuela, su International School of Pastry Arts, yo ya estaba en Bruselas. Paco, desde aquí te lo digo: me podrías haber avisado. Me habría yo ahorrado todo el lío que monté para venirme a trabajar a la Comisión. Bueno, en honor a la verdad, los cursos de larga duración de su escuela tienen un precio acorde con la formación extraordinaria que vas a recibir, así que tampoco me lo podría haber permitido. Aunque tengo claro que si me tocara un buen pellizco en la lotería, ahí que me iba a pasarme seis meses amasando, estirando, mezclando, incorporando, tamizando, quemando, horneando, adornando, atemperando, alisando, cortando y otras muchas cosas interesantes terminadas en -ando. Disfrutando.

De momento, mi ilusión era asistir a uno de sus cursos de una mañana!!! Son casi todos los sábados, salvo durante Navidades, Semana Santa y los meses de verano... o sea cuando yo estoy de vacaciones en Alicante. ¡Cuántos desencuentros! Con la admiración que le tengo yo a este hombre. Pero justo cuando estaba a punto de sospechar de una conspiración mundial para evitar que me encontrara con el Maestro, me di cuenta que había un curso el 3 de mayo, justo cuando estaba en Alicante, y justo después de mi cumpleaños. Por fin se habían alineado los planetas.

Cuando el día D llegué a las 9 de la mañana y me vi ahí, ni más ni menos que en la Escuela de Paco Torreblanca, separada por un cristal de su Obrador, pensé en esos niños a los que sueltas en Disneyland y primero se quedan inmóviles y boquiabiertos, y luego empiezan a chillar de la emoción y correr en todas las direcciones. No estoy diciendo que me entraran ganas de hacer eso... Bueno, tal vez un poquito. Un muchito. Pero yo soy una chica muy educada y me comporté como requiere esta sociedad que nos coarta constantemente!!
Para mi consuelo, nos habían preparado una súper mesa de desayuno Torreblanca-style. Tomé un trozo de panettone solamente porque la emoción me impedía comer nada más, pero tenía todo una pinta buenísima!

desayuno torreblanquino

No me había dado casi tiempo a ponerme el delantal y armarme con mi cámara de fotos y cuaderno, cuando empezó el curso. Nos repartimos los alumnos que éramos entre las diferentes mesas de trabajo y yo me puse en primera fila, porque si había un momento en mi vida en el que no me importaba un comino parecer la empollona primera de la clase, era ése. Yo ahí en primera fila para no perderme nada y por si se me pegaba algo de su sabiduría y talento por osmosis.

Y de hecho nada más empezar, se puso a explicar una receta delante de mi mesa y yo casi empiezo a chillar y tirarme de los pelos como las fans de los Beatles. Pero en vez de eso, para parecer normal, asentí con la cabeza y apunté cosas en mi cuaderno. En plan profesional.
mi reino por ese archivador

Creo que lo que más me sorprendió de buenas a primera fue la corte de ayudantes que pululaban a su alrededor. Por supuesto, ya sé que los chefs no están solos en sus cocinas y no me imaginaba a Paco pelando manzanas, pero nunca había visto la relación entre un chef y sus pinches en directo, ni el baile que se crea. Eran becarios de su escuela, claramente con una tarea cada uno, y según él iba trabajando, iban trayéndole los ingredientes, limpiando la encimera, llevándose los cacharros sucios, y atendiendo a todo lo que él iba pidiendo... "Necesito una manga, por favor" y chas! aparecía la manga pastelera. "Por favor montadme un litro de nata, no muy montada" y al ratito aparecía la nata montada. "Voy a empezar con la crema pastelera" y le ponían delante una bandeja con todos los ingredientes para la crema pastelera pesados. Con el tiempo que se pierde lavando, ordenando y pesando, yo me moría de la envidia!!! Estuve a punto de preguntarle a alguno si le importaría vivir una temporadita en Bruselas... Pero me da que  todos prefieren quedarse con él. Se le veía muy exigente con ellos, un pelín impaciente y sobre todo cariñoso y paternal.

Paco y sus ayudantes
el que se equivoque de cuchillo/pala/instrumento, se llevará una colleja

¿Qué puedo decir sobre él y su forma de enfocar el curso? No quiero parece demasiado elogiosa, porque vais a pensar que he perdido totalmente la objetividad, pero es que no puedo decir otra cosa: es un crack. Es humilde, cercano, campechano, ocurrente, hablador y simpático. Y es claramente una persona con sentido didáctico. No es lo mismo una demostración que una clase. No es lo mismo que una persona talentosa haga lo que sabe hacer delante de ti para que te fijes en sus gestos que una persona que quiere transmitir. Paco nos dijo que hacía estos cursos para demostrar que la repostería no debe dar miedo, que está al alcance de todos. A mí me pareció evidente, durante las casi cinco horas que duró la clase, que Paco tiene alma de profesor y que le encanta transmitir sus conocimientos y su pasión. No le importaba repetir diez veces lo mismo, ni contestar con todo detalle a las preguntas, aunque no tuvieran que ver con la tarta que estaba haciendo, ni explicar una y otra vez técnicas, gestos, o lo que surgiera. Nos dio una charla sobre los diferentes tipos de azúcares y sus sucedáneos, por ejemplo, que me resultó interesantísima. No paraba de desgranar consejos y trucos. Es imposible estar cerca de él y no estar aprendiendo y empapándote de parte de lo mucho que sabe.

Paco en plena explicación...
... y en plena demostración!
Atemperando la crema pastelera como si fuera chocolate
Enseñándonos los bizcochos perfectos...que no llevaban levadura
Manipulando las fresas con mimo
Montando la tarta Fraisier
Manejando la manga pastelera con brío

Curiosamente, pensé que el curso resultaría interesante hasta para gente que no fuera aficionada a la repostería. Porque Paco es un personaje. Tan hablador como expresivo, no dejó de contarnos cosas más o menos relacionadas con su mundo: lo mismo hablaba de temas de actualidad que de temas relacionados con la gastronomía, lo mismo contaba anécdotas sobre sus compañeros chefs que sobre su nieta María, lo mismo analizaba el último MasterChef que su propio programa de televisión. No es en absoluto políticamente correcto, dice lo que piensa y no se anda con rodeos, lo cual no quiere decir que sea irrespetuoso o grosero, por supuesto. Habla desde el conocimiento y la información y se toma las cosas con la distancia y la filosofía de alguien que lleva años cosechando éxitos sin que eso le haya alejado de su familia, de sus raíces... y desde luego de su sentido del humor. Lo que nos reímos!
Paco en acción!

No seguí demasiado "Deja sitio para el postre", por los horarios (esto no es España...) y porque discrepaba bastante con el enfoque y la selección de concursantes (en mi opinión, demasiado basada en criterios de reality). Pero no me perdí sus "masterclass" que para mí debían haber sido la esencia del programa. Me sorprendió, al conocerle en persona, que la televisión no hubiera aprovechado más el juego que puede dar. Es evidente que es bueno enseñando, pero me pareció que también tenía mucho carisma como personaje! Es una persona verdaderamente entrañable y nos lo pasamos todos muy bien con él y sus chascarrillos.

Para terminar el curso, incluso entramos dentro del mismísimo obrador. Todo impoluto, con aspecto casi de quirófano: nada que ver con las cocinas cuquis con KitchenAid de colorines con las que soñamos muchas mujeres... Y lleno de aparatos misteriosos y enormes. Os enseño varias fotos para que os hagáis una idea! 

a mi cocina le falta poco para parecerse a esto

Ah, casi olvido contar lo que hicimos! Era un curso de Tartas Clásicas y tocó el Fraisier, que es una tarta que nunca había hecho y tenía muchas ganas de hacer... Qué suerte! Y como al día siguiente era el día de la madre, mi mami más feliz que nada de poder celebrarlo con una tarta de lujo. Estaba exquisita, por supuesto. Y sí, claro que compartiré con vosotros la receta muy pronto!


Los Fraisiers que hicimos, con diferentes decoraciones


Yo con cara de creída porque Paco decía que el nombre de mujer más bonito del mundo es MARÍA


Al final, Paco se prestó con toda su paciencia a la sesión de dedicatorias de libros (que se podían comprar allí)  y a los posados para la sesión de fotos. Lo malo es que como no dejaba de hablar, aunque nos hicieron como veinte fotos, en casi todas sale moviéndose o hablando... menos mal que conseguí salvar dos o tres!!

 A este último rato de tertulia se juntó su hijo Jacob, repostero y digno heredero de su padre (también ha ganado un montón de concursos). Estuvimos charlando entre todos y fue una manera distendida y agradable de terminar una mañana tan intensa...
 
Sólo me queda decir que aunque mis expectativas eran altas, el curso superó con creces lo que esperaba de él. Repetiría sin dudar. O mejor dicho: repetiré. 

¡Mil gracias, maestro, por tu generosidad!


[Para los que quieran animarse, aquí tenéis toda la información.]




8 comentarios:

  1. Qué maravilla de crónica María, lástima que ya no existan las Marcianas, que si no allí te veía yo....jajaja. Además, nos ha servido para verte la carita por completo, guapísima por cierto. Gracias por la misma, yo hubiera disfrutado también como un enano. Un besote.

    ResponderEliminar
  2. Que bien narrado! Muchas gracias. Y aunque deberia decir que me alegro por ti y todas esas cosas....la realidad es que ahora mismo te odio.....jejejeje. Pasa la receta pronto que pueda empezar a quererte....jijiji. Besos.

    ResponderEliminar
  3. Me estoy muriendo de envidia, ahorita mismo me iba "pa" Alicante sin dudarlo. Desde luego habrá sido una experiencia inolvidable, felicidades por ese curso y esperamos que nos enseñes pronto todo lo que has aprendido, besos.

    ResponderEliminar
  4. Vecinaaaaaa, que ya estaba yo preocupada y pensando irme a Bruselas a ver qué te había pasado!!
    Estar con la familia es una maravilla y si encima puedes disfrutar de buen tiempo y hacer acopio de sol, ni te cuento!!
    El curso con Paco... pues qué te voy a contar, que se muere una de la envidia... pero sana, eso sí!!
    Me parece fabuloso todo lo que nos has contado... y hasta me ha sabido a poco!!!
    besos guapa y bienvenida de vuelta

    ResponderEliminar
  5. ¡¡Hola María!! Me alegro que estés de vuelta. La crónica de tu curso con Paco Torreblanca ha sido fantástica. ¡¡Imagino lo que habrás disfrutado!! Supongo que pronto veremos tus conocimientos aplicados a algún postre, ¡¡ya estamos deseándolo!! Besitos.

    ResponderEliminar
  6. ¡Bienvenida, María!

    Estupenda crónica la que nos ha narrado. Entran ganas de comprarse un bono de por vida para la International School of Pastry Arts. Me alegro mucho de que lo disfrutases tanto y estoy segura de que sabrás sacarle muy buen provecho a todo lo que has aprendido. Estamos deseando que nos ilumines con tus nuevas recetas, trucos y técnicas. ;)

    ¡Un besote bien grande!

    Yoly.

    ResponderEliminar
  7. Hola hija pródiga!!! Por fin de vuelta! A mí me tiran más los cursos de cocina quede repostería pero me has pyesto los dientes largos igualmente. Besitos y a escribir! (Yo estoy de un vagooooo!!!)

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...