Este postre es un clásico de la repostería francesa. Ligero y delicado, es el final perfecto para una comida o cena un poco demasiado copiosa... ¿Navidades tal vez?
Originalmente, los "oeufs à la neige" se servían sobre crema inglesa acompañados de caramelo, mientras que las "îles flottantes" iban sobre una base de bizcocho, aunque hoy en día se usan ambos nombres indistintamente. Al español sólo ha trascendido el nombre de islas flotantes.
¿Por qué se llaman así? Porque los merengues, pochados, son tan ligeros que flotan encima de la crema inglesa. En esta receta, les añado "jaulas" de caramelo, que no sólo añaden sofisticación al postre, sino que le aportan crujiente... y eso lo convierte en algo absolutamente divino!!!
Apto para: terminar una buena cena con un postre ligero y elegante
Consejos:
> He visto recetas donde las quenelles se pochan en agua o se hacen al baño maría, pero creo que lo mejor es hacerlas como explico aquí, para aromatizarlas con el sabor de la leche y de la vainilla.
> Pochar las quenelles de merengue requiere un poquito de maña y paciencia, pero la buena noticia es que este postre se sirve frío, así que no tenéis que hacerlo deprisa y corriendo en la cocina mientras esperan los invitados en el comedor... Lo podéis hacer todo horas antes, incluso el caramelo hilado, que colocaréis justo antes de servir.
> Si la "jaula" de caramelo os parece demasiado peliaguda, os ofrezco un plan B y un plan C. El plan B, es olvidar el rodillo y dibujar con el tenedor varios círculos encima del papel vegetal, que se colocarán apoyados en las quenelles. El plan C (el de cobardicas), es añadirle unas gotas de limón al caramelo (para que no endurezca) y servirlo líquido encima de las islas flotantes.
Ingredientes (para 4):
Para la crema inglesa
- aprox. 300 ml de leche entera
- 150 ml de nata
- 1 cucharada sopera de vainilla en polvo
- 3 yemas de huevo
- 50 g de azúcar
Para los merengues
- 3 claras de huevo
- 75 g de azúcar
Para el caramelo hilado
- 75 g de azúcar
Elaboración:
Batir las claras a punto de nieve con una pizca de sal. Cuando estén firmes, añadir el azúcar poco a poco hasta que las claras estén brillantes, la mezcla esté firme y forme picos.
Calentar la leche y la nata con la vainilla y el azúcar a fuego lento hasta que llegue a punto de ebullición en un cazo ancho. Mantener a temperatura baja para que no hierva y no se forme una piel.
Con dos cucharas, formar "quenelles" de merengue y depositarlas con cuidado en la leche. Poner tres o cuatro, dependiendo del tamaño del cazo, teniendo en cuenta que crecerán. Pochar a fuego muy lento cubriendo el cazo con una tapadera durante 5 minutos de cada lado, dándoles la vuelta con cuidado.
Sacarlas entonces las quenelles con una espumadera y dejarlas en un plato. Repetir hasta terminar el merengue.
Mientras tanto, hacer la crema inglesa. Pesar el líquido que ha quedado después de pochar: deben ser 300ml. Añadir leche si es necesario, y dejar a fuego lento. En un bol, batir las yemas con el azúcar. Añadir un poco de leche caliente, mezclar, y verterlo todo en el cazo. Sin dejar de mover, cocer a fuego lento unos cinco minutos hasta que espese un poco. Retirar del fuego.
Calentar el azúcar en un cazo sin remover (acordaos de mis consejos para el caramelo en esta receta) y enmantequillar un rodillo o usar un rodillo de silicona colocado encima de papel vegetal. Cuando el caramelo tenga un color dorado, retirar del fuego (¡cuidado que quema!). Rápidamente, mojar un tenedor en el caramelo y realizar movimientos de vaivén encima del rodillo. Si el caramelo endurece, volver a calentarlo un poco en el fuego. Cuando el rodillo esté lleno de hilos formando semicírculos, dejar enfriar para que endurezcan.
Servir en un plato sopero la crema inglesa y dos quenelles de merengue. Justo antes de servir, colocar los hilos de caramelo encima de las quenelles hasta "enjaularlas".
Bon appétit!
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