27 de junio de 2014

Tarta de Café y Avellana



Mañana es el cumpleaños de mi Mami. La vida de mi Mami daría para una novela absolutamente fascinante, pero no le gusta que se hable de ella ni que se cuenten sus cosas. Pero creedme, es una persona extraordinaria. Mi madre es valiente y luchadora, una mujer que se ha adelantado a su tiempo y se ha rebelado (con b) siempre que la ocasión lo ha merecido. Mi madre es brillante, con una inteligencia natural y humana que le han permitido tener una admirable carrera profesional sin que haya perdido nunca la humildad y la capacidad de reírse de sí misma y de quitarse importancia. Mi madre es una persona recta, con un sentido moral y unos principios de los que nunca ha presumido, pero que siempre han dictado su conducta. Mi madre es una artista, hace unas miniaturas y unas casas de muñecas increíbles, llenas de detalle, estética y buen gusto. Pero su creatividad también la he disfrutado yo directamente, en los disfraces que me ha cosido, la ropita para mis muñecas que me ha hecho y hasta en el auténtico teatro de marionetas que me fabricó! Mi madre es la mejor compañera de viaje que he tenido: de viaje vital, pero también de viajes reales, que han sido muchos y fantásticos! Mi madre está casi tan loca como yo, tiene un sentido del humor absurdo, una ironía y una imaginación para decir las mayores locuras que nos llevan a la carcajada día sí día también. Mi madre ha sido siempre y es la mejor madre que se pueda imaginar: cariñosa y tierna, amiga y cómplice sin olvidar que ante todo es mamá, tan buena persona como buena educadora, siempre a la escucha, siempre ahí, llena de amor y confianza en mí. Ni siquiera le importó que no sacara sus ojos azules porque mi pelo rizado y mis pecas, herencia de mi padre, son para ella la prueba de que me llevé lo mejor de cada uno... La quiero con toda mi alma pero además de quererla, la admiro y la respeto y le tengo un agradecimiento sin límites.

Le estoy agradecida por muchas cosas, entre otras mucho más importantes, una que tiene sentido mencionar en este blog: mis primeros pasos en cocina y repostería los di a los 4 o 5 años, guiada por ella. Yo siempre andaba metiendo las narices en la cocina. Era de las de ¿te ayudo? Mami, ¿puedo hacer algo? ¿Puedo mover el guiso? ¿Pelar las patatas? ¿Lavar la ensalada? Mi madre me iba dando tareas acordes con mi edad, y cada año cuando se acercaba la Navidad, llegaba el ritual de las galletas. Hacer galletas es algo muy lúdico para un niño, y mientras no metan la cabeza en el horno, no es peligroso. Yo pesaba, mezclaba, amasaba, usaba todos los cortadores, decoraba, y terminaba de harina hasta las pestañas, pero más feliz que una perdiz. Luego tocaba meter todas esas galletas en sobres o cajas, añadirles un lazo, y regalarlas. Y ahí no terminaba la diversión: luego la gente las comía y decía hmmmmmmmm!!! Lo mejor es que en estos 30 años que llevo metida en la cocina, nada ha cambiado. Quizá ahora me atreva también con tartas, y postres, y cupcakes, pero sigo haciendo los mismos gestos que entonces, me sigue divirtiendo, me sigue fascinando lo que puede salir de unos ingredientes tan básicos como harina, azúcar y huevos, y todavía me encanta ver la reacción de la gente cuando prueban lo que he hecho. Así que: ¡gracias Mami!

Evidentemente, no habría tenido tanta curiosidad por la cocina si mi madre no hubiera sido una excelente cocinera. Es, además, muy intuitiva. Puede inspirarse de una receta, pero nunca seguirla a la letra. Ha tenido siempre la costumbre de ensayar recetas por primera vez (a poder ser, complicadas) cuando hay invitados. Y no prueba nada de lo que cocina. De hecho, pasa olímpicamente de las reglas culinarias más elementales. La última vez que la vi hacer una bechamel totalmente freestyle casi me da un síncope, pero le salió espectacular, así que ¿para qué va a seguir las normas? Por eso, lo único que se le resiste un poco es la repostería. En repostería no se puede hacer casi nada a ojo. Mi mami hace bizcochos y algunas cosillas que le salen muy bien, pero en general no tiene paciencia para pesar, medir, y aplicar técnicas. Al contrario que yo! Así que se aplicó la selección natural, y en casa mi madre era la encargada de lo salado y yo de lo dulce.

Organizábamos con bastante frecuencia cenas para los amigos, porque en Suiza hay mucha costumbre de recibir en casa, más que de salir a cenar por ahí. Teníamos fama de que en casa se comía muy bien, con lo cual siempre había expectativas y cierta presión para nosotras. Pero teníamos el equipo perfecto: mi madre hacía la cena, yo el postre. Mi querida tía, a la que no le gusta cocinar, andaba en la cocina detrás de nosotras lavando y recogiendo para que tuviéramos el espacio despejado. Un mecanismo que funcionaba de cine, igual que en las cocinas de los grandes restaurantes! Y aunque ahora mi tía esté en Suiza, mi madre en España y yo en Bélgica, no hemos perdido la mano. Cuando nos juntamos por ejemplo en Navidades, volvemos a coger el antiguo ritmo como si no hubiera pasado el tiempo, y seguimos siendo igual de eficaces!

Para este día especial de su cumpleaños, una tarta especial. Llevaba tiempo queriendo hacer una tarta de café perfecta, hasta que cogiendo de aquí y allá y modificando las recetas a mi gusto, lo conseguí. Así que para hoy he elegido esta tarta que estoy segura que le encantará: es crujiente y suave, dulce sin ser empalagosa, y tiene un sabor delicado a café y a avellana que me pareció exquisito. Mami, te la hago dentro de unos días cuando estemos juntitas. Mientras tanto... ¡Feliz cumpleaños!

Consejos:

> Recomiendo sacar la tarta de la nevera una media hora antes de consumirla, porque si está muy fría perderá sabor.
Mucho me temo que al ver lo larga que es la receta muchos os asustaréis, y sería una pena: esta receta no tiene ninguna dificultad técnica ni es excesivamente larga de hacer. Eso sí: pesar los ingredientes es un tostón, y son tres partes las que hay que elaborar, aunque el streusel y el bizcocho se pueden hacer la víspera.
> La tarta se conserva dos (incluso tres) días en la nevera perfectamente.


Ingredientes (para un aro de 18cm de diámetro):

Para el bizocho al café:
- 90 de avellana molida
- 90g (60g + 30g) de azúcar moreno
- 1 huevo grande
- 3 claras de huevo
- 30g de azúcar glas
- una cucharadita de extracto de vainilla
- 85g de mantequilla
- 2 cucharaditas de café soluble
- 2 pizcas de sal
- 45g de harina
- 1 cucharadita de levadura en polvo

Para el streusel:
- 50g de mantequilla salada a temperatura ambiente
- 50g de azúcar moreno
- 65g de avellana molida
- 50g de harina
- 2 pizcas de flor de sal

Para la crema al café:
- 250 ml de nata para montar muy fría
- 25g de azúcar glas
- 1 cucharadita de café soluble 

Para decorar:
- azúcar glas y copos de chocolate



Elaboración del bizcocho:

Derretir la mantequilla en un cazo pequeño a fuego lento, hasta que deje de hacer ruido y tenga un color tostado. Sacar del fuego y añadir el café soluble.

Precalentar el horno a 170ºC.

En un gran bol, mezclar la avellana molida, la vainilla, el azúcar glas y 60g de azúcar moreno. Incorporar el huevo entero y batir, añadiendo la mantequilla avellana (aún caliente) en dos veces, sin dejar de batir.

Incorporar con espátula (de silicona, por ejemplo) la harina, pizca de sal y levadura mezcladas previamente.

En un bol aparte, batir las claras a punto de nieve añadiendo progresivamente los 30g de azúcar moreno restantes.

Incorporar las claras a la mezcla anterior: una parte enérgicamente y el resto mezclando suavemente con espátula hasta tener una textura uniforme.

Engrasar los aros, colocarlos sobre la placa del horno preparada con papel vegetal. Verter la mezcla (no a más de 2cm de altura) y hornear unos 30 minutos.

Desmoldar cuando esté tibio.


Elaboración del streusel:

Mezclar en un bol la harina, el azúcar moreno, la avellana molida y la flor de sal. Añadir la mantequilla en trozos y mezclar hasta conseguir una masa parecida a un crumble.

Colocar la masa sobre la placa del horno cubierta de papel vegetal y hornear durante 25-30 minutos a 150ºC.


Elaboración de la crema al café:

Batir la nata fría junto con el azúcar glas y el café, primero a velocidad baja y luego aumentando la velocidad hasta que esté firme.

Montaje de la tarta:

Colocar el bizcocho en la base del aro de emplatar y cubrir con la crema al café, alisando bien la superficie. Enfriar en la nevera mínimo una hora.

Cubrir entonces con el streusel, repartiéndolo bien. Adornar con copos de chocolate y espolvorear con azúcar glas antes de servir.


Fuentes: para el bizcocho y el streusel, adaptado de Mercotte - para la crema al café, Paco Torreblanca

13 comentarios:

  1. Pero cuánto cariño y amor hay en este post, cómo se nota que quieres y admiras muchísimo a tu madre! :) Por lo que cuentas sin duda tiene que ser una mujer extraordinaria, y además ha tenido un tesoro de hija ;).
    La tarta es fantástica, café y avellana combinan de muerte! Le encantará sin ninguna duda.
    Quién pudiera asistir a vuestros banquetes caseros!

    Un abrazo

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  2. Madre mía, qué maravilla! Muero por un trocito, soy adicta al café! Suerte que tiene tu madre.

    Besos

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  3. La tarta muy bonita y rica... pero lo que más me ha gustado y emocionado es todo lo que has escrito sobre tu madre. Si me has puesto los pelos de punta!!!
    besos vecina!

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  4. ¡¡Hola María!! Una tarta a la altura de la persona que va destinada. La tarta es magnífica, a mi ya sólo con las avellanas me ha conquistado, ¡¡me encantan!! Y las madres, ¡¡como son las madres!! Mi madre era en muchos aspectos muy parecida a la tuya, por desgracia, la mía se fue al cielo. Así que sigue valorándola como lo haces e intentando pasar tantos ratos buenos como puedas con ella, como éstos que nos has contado. ¡¡Felicidades para tu mami!!. Besitos.

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  5. Ohhhhh María!!!! Has preparado una tarta deliciosa y preciosa!!!! Segurísimo que tu madre quedó súper contenta con esta tarta!!!!

    Un besito,
    Sandra von Cake

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  6. Muchas felicidades para tu madre y para la genial repostera!! Un post precioso que me ha emocionado mucho!
    Un beso

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  7. Que preciosidad de entrada, si yo fuera tu madre estaría llorando y buscando un billete de avión para plantarte dos besos. La tarta me encanta y me parece superinteresante, Me la pillo. Un besito.

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  8. Hola Maria!!! Te devuelvo la visita. Me ha gustado mucho tu historia, me he visto reflejada. Yo también estaba pegada a mi madre en la cocina desde pequeña. Me gustaba mucho aprender las comidas tan ricas que hacía. Este pastel tiene una pinta estupenda y me alegro que Jose nos haya unido. Un besazo

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  9. Me ha emocionado la profundidad de tu entrada. Enhorabuena a tu mami y a tí, a las dos por teneros y disfrutaros!!! Un pastel de celebración maravilloso, una delicia!!!

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  10. Si soy tu madre lloro. No es que me parezca muy bonito lo que has dicho de ella que lo es. Es que lo has dicho de una forma que me parece que la conozco y todo. Qué poder de transmitir.
    Y la tarta le habrá gustado no? Cuando haya dejado de llorar digo. ;-)
    Besitos. Eres una tía grande.
    Beatriz

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  11. Hola!!! Te devolvemos la visita y nos quedamos por tu blog!! Tienes recetas muy interesantes y originales!! Esta de avellanas y café me encanta, un combinación estupenda...
    Un beso!!!!

    http://dulcesdulcesymasdulces.blogspot.com.es/

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  12. Deliciosa Tarta para una deliciosa entrada... ¿Recuerdas lo que me escribiste en la que yo publiqué por el cumple de mi polluelo? Pues te puedo asegurar que si existe algo más tierno que una madre hablando maravillas de su peque, es una hija como tú, hablando de una madre excelente como la tuya. Me ha llegado al alma la pasión con la que nos la describes y también la admiración y el respeto que sientes por ella.

    Me recuerda mucho a la mía, aunque sería tonto ponernos a comparar porque sin duda, la mejor madre que podrías tener es la tuya. Y punto pelota.

    Enhorabuena de corazón, María, por la tarta, por tu exquisita forma para transmitir emociones y sobre todo, sobre todo, por tener y disfrutar una relación tan única e irremplazable como la que tienes con tu Mamy. Y desde aquí, vaya mi felicitación (atrasada, lo siento :( ) a tu Señora Madre: Sra. Madre de María ¡un hurra por su hija y un bravo para usted!

    Es un honor haberlas conocido a ambas (porque la verdad es que, gracias a tu magnífica don para relatar y describir, siento que conozco a tu Mamy de toda la vida).

    ¡Un abrazo gigantesco para las dos!

    Yoly.

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